jueves, 29 de mayo de 2008

Sin respuestas

Muchas veces he empezado a escribir con una pregunta, no se como evitarlo. Quizás esas preguntas vienen de mi necesidad de encontrar la esencia de la vida. Muchas veces nos desvelamos buscando esas respuestas, se nos va la vida queriendo responderlas, y al final del camino nos damos cuenta que la única respuesta era vivir. Siempre hay obstáculos, dolor, sufrimiento, pero también hay momentos de placer, amor, felicidad. Dicen que la felicidad no existe, que solo existen los momentos felices. Creo que está en nosotros hacer que esos momentos de felicidad duren más tiempo que los de tristeza. Muchas veces cuando me sucede algo que me provoca dolor pienso: por qué prolongar el momento de dolor dedicándole mis pensamientos y mis actos, es en esos momentos que trato de dejar el sufrimiento de lado (que siga su camino) y buscar mi momento de felicidad. Hay cosas inevitables como la muerte. Cuando perdemos un ser querido lo lloramos por años, acaso así lo estamos volviendo a la vida? Por qué no pasar esos años con los buenos recuerdos y no lamentando lo que perdimos. Las cosas inevitables e irremediables escapan de nuestras manos, no por más sufrir las vamos a revertir. Cómo vivimos está en nuestras manos. Tenemos que aprender que la vida también es dolor y muerte, empezamos a morir desde que nacemos, lo importante es aceptarlo y hacer que nuestros días sean NUESTROS, que cada instante construya un peldaño hacia el final de nuestra vida, aunque sea una escalera de sufrimiento y felicidad tenemos que hacer que la baranda sea la esperanza, solo eso hará que no caigamos en el abismo de la nada.
Verónica Quiroga

martes, 20 de mayo de 2008

La Alegoría de la Caverna

En una escuela, los docentes pidieron a los alumnos que refeccionaran sobre la "Alegoría de la Caverna". Los alumnos concluyeron que la verdad y la realidad pueden manipularse. Y agregaron lo siguiente: El gobierno, por ejemplo, quiere establecer una lucha de clases a través de los discursos, manipulando la verdad.
Ante esto una docente dijo: Entonces, por ejemplo, el diario Clarín está manipulando la realidad y engaña al pueblo en contra del gobierno.
Ante esto, los alumnos le contestaron: O el gobierno está acusando a Clarín de manipulador para que la gente no crea la verdad.
La docente sorprendida sugirió que quizás a eso lo habían escuchado de sus padres por lo cual no podían asegurar que fuera verdad.
Pero los alumnos le contestaron: Nosotros vivimos en esta realidad, vemos como son las cosas y luchamos por no ser ignorantes. El gobierno puede decirnos, por ejemplo, que no hay inflación, pero a mis viejos la guita les alcanza cada vez menos para llegar a fin de mes y no nos damos ningún lujo. Esa es nuestra verdad y nuestra realidad. Claro que hay personas que prefieren seguir en una caverna, en la ignorancia, porque es muy duro ver la realidad.

Sócrates: ...En una caverna subterránea, con una entrada tan grande como la caverna toda, abierta hacia la luz imagina hombres que se hayan ahí desde que eran niños, con cepos en el cuello y en las piernas, sin poder moverse ni mirar en otra dirección sino hacia delante impedidos de volver la cabeza a causa de las cadenas. Y lejos y en alto, detrás de sus espaldas arde una luz de fuego, y en el espacio intermedio entre el fuego y los prisioneros, asciende un camino, a lo largo del cual se levanta un muro, a modo de los reparos colocados entre los titiriteros y los espectadores, sobre los que ellos exhiben sus habilidades.
Glaucón: Me lo imagino perfectamente.
Sócrates: Contempla a lo largo del muro hombres que llevan diversos vasos que sobresalen sobre el nivel del muro, estatuas y otras figuras animales en piedra o madera y artículos fabricados de todas las especies... ¿crees que los prisioneros puedan ver alguna otra cosa, de sí mismos y de los otros, sino la sombra proyectada por el fuego sobre la pared de la caverna que está delante de ellos? ...¿y también de la misma manera respecto a los objetos llevados a lo largo del mundo? Y si pudieran hablar entre ellos, ¿no crees que opinarían de poder hablar de estas [sombras] que ven como si fueran objetos reales presentes? ...Y cuando uno de ellos fuese liberado, y obligado a alzarse repentinamente, y girar el cuello y caminar, y mirar hacia la luz... ¿no sentiría dolor en los ojos, y huiría, volviéndose a las sobras que puede mirar, y no creería que estas son más claras que los objetos que le hubieran mostrado?... Y si alguien lo arrastrase a la fuerza por la espesa y ardua salida y no lo dejase antes de haberlo llevado a la luz del sol, ¿no se quejaría y se irritaría de ser arrastrado, y después, llevado a la luz y con los ojos deslumbrados, podría ver siquiera una de las cosas verdaderas?
Glaucón: No, ciertamente, en el primer instante.
Sócrates: Sería necesario que se habituase a mirar los objetos de allá arriba. Y al principio vería más fácilmente las sombras, y después, las imágenes de los hombres reflejadas en el agua y, después, los cuerpos mismos; en seguida, los cuerpos del cielo, y al mismo cielo le sería más fácil mirarlos de noche ...y, por último, creo, el mismo Sol... por si mismo, ...Después de eso, recién comprendería que el Sol... regula todas las cosas en la región visible y es causa también, en cierta manera, de todas aquellas [sombras] que ellos veían... Pues bien, recordando la morada anterior, ¿no crees que él se felicite del cambio y experimente conmiseración por la suerte de los otros?... Y considera aun lo siguiente: si volviendo a descender ocupase de nuevo el mismo puesto ¿no tendría los ojos llenos de tinieblas, al venir inmediatamente del Sol?... Y si tuviese que competir nuevamente con los que habían permanecido en los cepos, para distinguir esas sombras, ¿no causaría risa y haría decir a los demás que la ascensión, deslumbrándolo, le había gastado los ojos?... Pero si alguno tuviese inteligencia... recordaría que las perturbaciones en los ojos son de dos especies y provienen de dos causas: el pasaje de la luz a las tinieblas y de las tinieblas a la luz. Y pensando que lo mismo sucede también para el alma... indagaría si, viniendo de vidas más luminosas, se encuentra oscurecida por la falta de hábito a la oscuridad, o bien si, llegando de mayor ignorancia a una mayor luz, está deslumbrada por el excesivo fulgor.
La República. Platón. Libro
VII, 1-3, 513-18. Trad. De R. Mondolfo.

viernes, 16 de mayo de 2008

ARGENTINA CAMBALACHE

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor,
lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao...
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remacheves
llorar la Biblia contra un bandoneon.