sábado, 20 de septiembre de 2008

Alguien - Poema de Jorge Luis Borges

Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la muerte
(las pruebas de la muerte son estadísticas
y nadie hay que no corra el albur
de ser el primer inmortal),
un hombre que ha aprendido a agradecer
las modestas limosnas de los días:
el sueño, la rutina, el sabor del agua,
una no sospechada etimología,
un verso latino o sajón,
la memoria de una mujer que lo ha abandonado
hace ya tantos años
que hoy puede recordarla sin amargura,
un hombre que no ignora que el presente
ya es el porvenir y el olvido,
un hombre que ha sido desleal
y con el que fueron desleales,
puede sentir de pronto, al cruzar la calle,
una misteriosa felicidad
que no viene del lado de la esperanza
sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no debe mirarla de cerca,
porque hay razones más terribles que tigres
que le demostrarán su obligación
de ser un desdichado,
pero humildemente recibe
esa felicidad, esa ráfaga.
Quizá en la muerte para siempre seremos,
cuando el polvo sea polvo,
esa indescifrable raíz,
de la cual para siempre crecerá,
ecuánime o atroz,
nuestro solitario cielo o infierno.

2 comentarios:

Hello dijo...

vero, que duro poema, cuando la vida te golpea, la felicidad suele ser una rafaga, la esperanza llega a ser efimera y solo se llega a creer desde la inocencia,
y esa inocencia siembra una duda,
que nos deparara la muerte, ¿cielo o infierno?

un beso vero
David

COLÓN DE SANTA FE dijo...

¡¡Que buena interpretación David!!
Borges en una charla con Sábato dijo que Dios "¡Es la máxima creacion de la literatura
fantastica!. Lo que imaginaron Wells, Kafka o Poe no es nada comparado con lo que imaginó la teología. La idea de un ser perfecto, omnipotente,
todopoderoso es realmente fantástica" Pero a pesar de decir esto en algún momneto dijo que por las dudas hay que vivir como si Dios existiera ya que no sabemos que hay después de la muerte.
Yo creo que el mayor temor no es que nos extingamos sino, al contrario, que seamos eternos y debamos vivir un infierno.
En el cuento "La Escritura de Dios" dice: He perdido la cifra de los años que yazgo en la tiniebla; yo, que alguna vez era joven y podía caminar por esta prisión, no hago otra cosa que aguardar, en la postura de mi muerte, el fin que me destinan los dioses. Con el hondo cuchillo de pedernal he abierto el pecho de las víctimas, y ahora no podría, sin magia, levantarme del polvo.
Bueno, la verdad da para una charla larguísima!! Mil Gracias por tu comentario!!
Un Beso, Vero