Yo no tengo perro
para proteger mi cadáver.
Mi osamenta descarnada
se abre paso sola
en esta jauría humana
llamada tierra.
Yo no tengo perro que lama mis heridas
ni caliente mi cuerpo
con su aliento
por las calles desiertas que transito.
No, ni siquiera tengo un perro
que llene de babas mi universo
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